Dolor físico y dolor emocional

Haciendo analogía del dolor físico con el dolor emocional, la definición es muy parecida al dolor que se experimenta en el proceso de duelo, es el que se vive ante una pérdida de algo o alguien muy querido. 

Se ha escuchado decir “tiene roto el corazón” cuando se percibe que una persona está pasando por una situación difícil, por ejemplo, la pérdida de un trabajo, la pérdida de alguna propiedad, la pérdida de un ser querido.

El dolor que no es físico, no tiene una localización específica, pareciera que duele todo y a la vez no saber dónde duele.

Emocionalmente, el dolor que se siente por la pérdida de lo que ya teníamos, de lo que ya considerábamos nuestro; rompe el esquema mental, lo desestructura, porque ya se tenía considerado ese objeto dentro de los planes, metas y expectativas; y ahora, forzosamente hay que cambiarlas.

La pérdida es extensa, por ejemplo, en la pérdida de un trabajo se está perdiendo la posibilidad de cumplir las metas propuestas en el tiempo estimado.

En la pérdida de una propiedad, se está perdiendo el ánimo de seguir trabajando de la misma manera que se había venido haciendo porque podría surgir la pregunta: ¿Vale la pena?

En la pérdida de un ser querido se pierde la ilusión de conocer, descubrir, experimentar, convivir y realizar lo planeado juntos.

La reorganización es necesaria, después de darse la oportunidad de vivir el proceso de duelo.

El dolor físico se identifica y trata de evitarse, por ejemplo, una lesión en el área del hombro, en un futbolista, se acude con un profesional de la salud, que sería un médico del deporte, quien, después de examinar mediante los medios que él estime convenientes para el caso, dará su diagnóstico: Medicinas necesarias, ejercicios adecuados (o cero ejercicios), indicaciones pertinentes para la regeneración del músculo afectado. Ahora dependerá del paciente su pronta y buena recuperación.

Por otro lado, el dolor emocional está ahí, y muchas veces no se ve tan claro el querer evitarlo, hay quienes permanecen en él o con él por tiempo indefinido, haciendo muy largo su proceso de duelo. Es entonces cuando habría que pedir ayuda con un profesional de la salud, que sería un Psicólogo(a) Tanalólogo(a) quien, escuchando y validando su sentimiento de dolor, guiará al paciente a descubrir qué es lo que más le duele y lo acompañará a ir encontrando la “sanación” para su dolor. Es importante decir que el dolor emocional no desaparecerá, bajará su intensidad, se aprenderá a vivir con él; porque al desaparecer el dolor, también desaparecerían las causan que motivaron ese gran dolor, que es diametralmente igual al amor que se tuvo hacia ese objeto o persona.